El profesor del curso de Realidad Nacional, Javier Solís, vino a enseñarnos desde Trujillo. En el primer día se vio muy entusiasmado con el grupo de alumnos que le tocó.
Siempre llegaba muy puntual y era una persona a la que se debía mucho respeto por la forma en que se imponía en sus clases. Pero era inevitable reírse en las primeras clases pues, su porte alto, su abdomen abultado y sus barbas blancas, le daban un parecido a papá Noel. Cuando se reía, sólo le faltaba la peculiar risa de papa Noel: “jo jo jo”.
Sin embargo, ese parecido nunca influyó en alguno de sus alumnos para que le falten el respeto. Al contrario, él siempre ha sido respetado y admirado por ser una persona con conocimientos que a todos sus alumnos nos parecen interesantes y nos servirán para ser mejores personas como él.
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